La Habana, 20 ene (PL) Acuerdos internacionales cancelados, escándalos, así como una tensa relación con el Congreso y los medios de prensa son algunas marcas que acompañan hoy a la administración de Donald Trump en su primer año en la Casa Blanca.
Para muchos, el magnate inmobiliario trajo un estilo caótico al funcionamiento del Ejecutivo estadounidense, algo que el senador republicano Bob Corker definió como «una guardería de adultos».
Otra peculiaridad de los últimos 365 días ha sido la relación de Trump con la red social Twitter, donde suele comentar sobre casi cualquier asunto con un tono incendiario a partir del cual casi nadie queda indiferente y desata la polémica.
A ello se suma su tensa relación con los principales medios de prensa, a los cuales suele acusar de publicar fake news -noticias falsas-, cuando estas no son de su agrado o cuestionan su comportamiento.
Aunque su popularidad ronda el 35 por ciento, el índice más bajo para un presidente en la historia del país según disímiles encuestas, al gobernante parece complacerle la cancelación de reglas, medidas y acuerdos de administraciones pasadas, sobre todo los adoptados por su predecesor, Barack Obama (2009-2017).
Muchas políticas del mandatario republicano suscitaron gran rechazo internacional, como la decisión de sacar a Estados Unidos del Acuerdo de París (2015) sobre cambio climático y el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel.
Asimismo, abandonó iniciativas comerciales como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, un área de libre comercio que integran Japón, Vietnam, Chile, México, Perú, Australia, Brunei, Canadá, Nueva Zelanda, Singapur y Malasia.
Con respecto a México y Canadá, queda por ver si decide excluirse del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, según prometió en caso de que no considere favorable el actual proceso de renegociación.
A ello se sumó la reversión de muchos pasos del proceso de normalización de relaciones iniciado con Cuba en diciembre de 2014, y la decisión de no certificar el cumplimiento por parte de Irán del acuerdo nuclear que la nación persa alcanzó en 2015 con seis potencias mundiales, entre otros temas.
Asimismo, la administración republicana acaba de emitir la Estrategia de Defensa Nacional que prioriza el enfrentamiento a supuestas amenazas externas como Rusia y China por encima del terrorismo, algo rechazado por Moscú y Beijing y leído como un intento de revivir la Guerra Fría y disparar una nueva carrera armamentista.
Hacia lo interno, la principal arremetida de Trump contra el legado de su antecesor fue el intento de derogar infructuosamente la ley de reforma de salud conocida como Obamacare.
No obstante, logró echar abajo numerosas normas ambientales aprobadas por el anterior ejecutivo, dio luz verde al avance de los polémicos oleoductos Dakota Access y Keystone XL -pese al rechazo de grupos ambientalistas- y redujo la extensión de monumentos nacionales.
La decisión de eliminar a partir de marzo el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) ha sido ampliamente criticada, al punto de convertirse en uno de los motivos principales del cierre parcial del Gobierno este 20 de enero.
Aunque muchas de sus promesas de campaña siguen sin cumplirse, aún insiste en que México deberá pagar por la construcción de un muro que, a su juicio, frenará la llegada de inmigrantes y drogas desde el país vecino.
La Casa Blanca anunció el fin del estatus de protección temporal para más de 200 mil salvadoreños y nicaragüenses, lo cual los obligará a abandonar el país antes de mediados de 2019; en noviembre hizo lo mismo con unos 50 mil haitianos acogidos tras el terremoto de 2010.
El 11 de enero durante una reunión con legisladores para abordar el tema migratorio, Trump cuestionó por qué Estados Unidos debía aceptar a inmigrantes de Haití, El Salvador y naciones africanas que calificó como «países de mierda», en vez de favorecer la entrada de ciudadanos de otros lugares como Noruega, según reportó el diario The Washington Post.
Las ofensivas declaraciones suscitaron una ola de rechazo a nivel mundial de gobiernos, líderes políticos y grupos de la sociedad civil quienes lo criticaron por su lenguaje racista y xenófobo.
Trump sigue sin poder desprenderse del tema de la supuesta injerencia de Rusia en los comicios de 2016, razón por la cual el Congreso nombró al fiscal especial Robert Mueller a fin de investigar una posible colusión con la campaña republicana.
La reciente publicación del libro Fire and Fury: Inside the Trump White House -Fuego y Furia: dentro de la Casa Blanca de Trump- agregó más combustible al ya agitado clima político en Washington.
En el texto, escrito por el columnista Michael Wolff, aparecen graves acusaciones del exestratega y exdirector de la campaña electoral de Trump, Steve Bannon, contra Donald Trump Jr, hijo del mandatario, y Jared Kushner, su yerno, en las que tilda de traición y de un acto antipatriótico el encuentro que presuntamente ambos organizaron con funcionarios rusos en la Torre Trump, en Nueva York, en 2016.
El objetivo, de acuerdo con el volumen, era recabar información sensible para ser usada en contra de la entonces candidata demócrata a la presidencia, Hillary Clinton.
De forma general, Trump ha cumplido con su eslogan de campaña America First -Estados Unidos primero-, a la hora de adoptar muchas de sus decisiones, ignorando los llamados de líderes mundiales, incluso aliados tradicionales de este país, y de muchos sectores norteamericanos.
Como reflejo, el primer año de la administración Trump es también cuando la opinión sobre el liderazgo de Estados Unidos a nivel mundial cayó del 48 al 30 por ciento, su punto más bajo en casi dos décadas, mostró un sondeo de Gallup.
La calificación es incluso inferior al 34 por ciento registrado en el último año del segundo mandato del expresidente George W. Bush (2001-2009).
En los próximos meses, la Casa Blanca deberá enfrentar estos y otros asuntos controversiales y el presidente tendrá que referirse a muchos de ellos cuando presente el 30 de enero su informe sobre el Estado de la Unión.
Por ahora, muchos aguardan a las elecciones legislativas de noviembre cuyos resultados, según expertos, revelarán el impacto en las filas republicanas de la estancia de Donald Trump al frente de la Casa Blanca.
Donald Trump cumple el primer y tormentoso año en la Casa Blanca
Por Luis Brizuela Brínguez